Un nuevo informe de la organización World Animal Protection arroja luz sobre la industria «multimillonaria y mal regulada» de la cría de animales en cautiverio para fines comerciales.
Zorros y visones para hacer abrigos de pelo. Paseos en camello. Cuernos de rinoceronte para tratar enfermedades. Actualmente, los animales silvestres se crían en cautiverio para satisfacer las demandas de la industria de la moda, el turismo, la medicina y el comercio de mascotas en 90 países de todo el mundo, incluida España. 22 de estas naciones han dado el paso de promulgar leyes para acabar con criaderos de animales que son usados en la industria peletera.
Sin embargo, estos esfuerzos no son suficientes. Alrededor de 5.500 millones de animales silvestres se encuentran aislados y privados de sus hábitats en todo el mundo. Es la cifra que estima la fundación World Animal Protection en un nuevo informe, Criados para lucrar. Una conclusión a la que llegan tras una investigación envuelta en la «falta de transparencia» y «un monitoreo inadecuado en toda la industria».
«La cría en cautiverio de fauna silvestre con fines comerciales a menudo se presenta como una solución para la conservación de especies y como una fuente de ingresos segura y estable para las comunidades locales», asegura la organización. «Pero en realidad, esta industria multimillonaria, mal regulada, puede ser catastrófica para el bienestar animal y tiene el potencial de causar problemas generalizados para la salud pública y las poblaciones silvestres».
Este informe proporciona tres estudios de caso específicos de animales silvestres explotados por industrias comerciales: las granjas de leones en Sudáfrica, los campamentos de elefantes en Tailandia y las granjas de osos en China. Tres casos que, según la organización, «ejemplifican décadas de sufrimiento por el uso comercial».
Los primeros se ofrecen como trofeos en la conocida como «caza enlatada» o se usan sus huesos para la medicina tradicional; los segundos se utilizan como medio de paseo y entretenimiento a los visitantes del país; y la bilis de los osos se usa también como ingrediente en medicamentos. Las regulaciones nacionales fomentan el uso de estos animales como mercancías en los tres casos.Entre 2010 y 2020, el número de centros turísticos con elefantes aumentó un 134% en Tailandia para satisfacer la demanda turística y los elefantes se comercializan legalmente como ganado. Estos animales «son criados y domados para que los turistas puedan acariciarlos, alimentarlos, montarlos y lavarlos. Son animales que sufren estrés postraumático y frecuentes problemas en patas y uñas y otras múltiples lesiones derivadas del transporte de turistas en sillas de montar de forma continuada por duros terrenos», explican. «No obstante, muchos de los centros donde se explota a estos elefantes carecen de atención veterinaria adecuada».
Un riesgo para la salud
El informe de World Animal Protection también pone el foco en los riesgos de la explotación comercial de todos estos animales para nuestra salud. La mala higiene y el estrecho contacto entre los animales, sus cuidadores y los visitantes aumentan las posibilidades de aparición y transmisión de enfermedades infecciosas que pueden propagarse a personas.
Según recuerda la organización, los datos señalan que los brotes de enfermedades de este tipo, las zoonóticas, causan más de dos millones de muertes humanas cada año y enfermedades humanas sustanciales, y que el 72% de las enfermedades zoonóticas se originan en la vida silvestre.
Este riesgo también tiene consecuencias sociales y económicas para las comunidades rurales en las que se encuentran muchas granjas de vida silvestre o zoocriaderos. «Estas comunidades, cuyos medios de vida a veces dependen completamente de las granjas de vida silvestre, ven poco de las enormes ganancias que acumula el comercio de fauna silvestre. En cambio, son ellos quienes soportan la mayor carga económica cuando las cosas van mal y a menudo, son los que tienen que esperar más tiempo para recuperarse económicamente».Eliminar gradualmente la «cría con ánimo de lucro» para siempre. Ese es el objetivo que se propone World Animal Protection. Para la organización, no sirve mejorar las condiciones o las regulaciones de esta industrial, sino que se deben incluir nuevas políticas legislativas y acciones para abordar la demanda y la aplicación de la ley. El enfoque, según detallan, debería considerar, entre otras cosas, promover alternativas, desarrollar programas para ayudar a los criadores que dependen actualmente de la industria y trabajar con diferentes grupos de interés para desarrollar soluciones como las propuestas.
«Los riesgos y los impactos negativos de la cría de animales silvestres en la salud humana, el bienestar animal, la conservación y la biodiversidad superan con creces cualquier posible ganancia monetaria a corto plazo», concluye.
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